sábado, 24 de noviembre de 2012

2. Otoño en el Mar Negro.

Normalmente los paises a un lado y otro de la frontera cambian de bandera, de idioma, de moneda, de gente, de nivel economico... Pasando de Turquia a Bulgaria ha cambiado todo eso pero tambien la geografia, que aunque sigue siendo un rompe piernas es mucho mas agradecido.
Bosques, buenas carreteras, poco trafico y pequenos pueblos es lo que encontramos.

 

Parece que el otono a caido de golpe. En Turquia las hojas de los pocos arboles que vimos comenzaban a cambiar de color. Aqui en Bulgaria los bosques ya son amarillos, rojos, con las hojas ya en el suelo.


 

Esto hace que rodar por estas carreteras, apenas sin trafico, sea magnifico. 




La Europa del este esta presente. Se siente cierta tristeza, algo melancolico, decadencia y soledad. 




Los pueblos que atravesamos estan practicamente desolados, casas abandonadas que se agrietan, caen sus tejados y la vegetacion impone su voracidad.


El oxido avanza imparable, vallados, parques infantiles en los que ya no quedan ninos para jugar... 

 

y vehiculos que tuvieron tiempos mejores sucumben ante el.


 Aqui el tiempo no pasa, todo sigue igual...




Despues de unos dias de pedaleo entre bosques impresionantes, nostalgia, hojas, tristeza y color gris, llegamos al Mar Negro.



La costa del Mar Negro es muy parecida a la mayor parte de la costa del Mediterraneo. Construccion masiva, hoteles, aquaparks, apartamentos, fiesta, discotecas, restaurantes... 


Todo esto es en la estacion alta, en verano. Ahora, siguiendo los topicos de lo que nos vamos encontrando, todo esta abandonado. Supermercados vacios, soledad en las calles, pandillas de perros recorriendo las calles desiertas, viento, silencio, hacen recordar las peliculas apocalipticas en las que un virus termina con la humanidad o la obliga a vivir bajo tierra.



Solo unos locos como nosotros se atreven a subir a la superficie y recorrer las calles. 


Evitando las nacionales atestadas de trafico, de nuevo en ruta por las carreteras del interior, mas relajantes y disfrutando de los colores...




y de la gente que, pese a la tristeza que se respira en el ambiente, son gente risuena, simpatica y encantada de pasar un rato con nosotros. 


Nos cuentan que la situacion economica en Bulgaria esta muy mal. Se rien de nuestra crisis, ellos llevan 30 anios. Apenas hay trabajo, los salarios son bajos y la gasolina,  la vivienda, la luz y la comida, caras. Por eso en estos remotos pueblos ya apenas quedan jovenes. Todos han emigrado en busca de trabajo a las ciudades o a paises en el extranjero.




Pero bueno, la vida sigue, asi que despues de cambiar nuestras bicis por este viejo carro y un caballo desdentado... 



llegamos a Varna, nuestro destino final en el mar Negro.

 



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