miércoles, 21 de noviembre de 2012

5. Rila

Llegamos pronto a Sofia, atravesando las montañas con el traqueteo relajante del tren. Contemplando el magnifico paisaje otoñal y pensando cada vez mas, poniendonos cada vez mas nerviosos con la cuenta atras de nuestro regreso a casa. 
La semana de espera en Sofia hasta el dia de partida se nos iba a hacer muy larga, asi que decidimos irnos un par de dias con sus noches al famoso monasterio de Rila.




Fundado por Ivan Rilski, mas conocido como San Juan de Rila, un ermitaño canonizado por la iglesia ortodoxa. Vivio en el hueco de un arbol tallado en forma de ataud y pronto acudieron otros fieles siguiendo su ejemplo. Al final de su vida fundo el monasterio, en el siglo X para albergar a todos estos monjes.



El monasterio se encuentra en un entorno natural impresionante, rodeado por montañas rocosas en su parte mas alta y bosques de colores en sus laderas.



Tuvimos la suerte de que los dias finales de nuestro viaje salieran soleados, para poder soportar el frío que poco a poco va llegando y que no abandonará estas tierras hasta bien entrada la primavera. 
Aprovechamos para pasear por los alrededores del monasterio, perdernos por los caminos y enterrarnos entre las hojas.





En esta epoca del año, y con el reciente cambio horario, las frias noches llegan pronto. La temperatura cae en picado, asi que no queda otra que refugiarnos en nuestra lúgubre habitacion. Pasamos la primera noche en el hotel propiedad del monasterio, un hotel viejo, practicamente vacio, humedo y oscuro, silencioso, con pasillos largos y habitaciones frias, el mejor lugar para leer...


Cuando conseguimos desentumecer los musculos por el miedo, y despues de pasar noche en el pueblo de Rila, una cabezada en el autobus y ya estabamos de nuevo en Sofia. Esperando, esperando, sintiendo los nervios fluir por nuestras venas, recordando momentos y haciendo balance de esta gran aventura, con un sentimiento un tanto nostalgico y extraño.


Por suerte conocimos a Patri y Oscar, dos fenomenos argentinos, que habian recorrido Europa en sus cargadas bicicletas, y con los que compartimos los ultimos momentos de nuestro viaje. 


Por fin llego el gran dia. Quien lo iba a decir cuando empaquetamos nuestras bicis 14 meses atras hacia Vietnam. Parecia imposible que llegara este momento, siempre estaba demasiado lejos... pero todo llega. Haciendo malabarismos con nuestro equipaje para no pagarle un duro a la compañia aerea, ahi estabamos, en el aeropuerto, con una sensacion un tanto rara, rememorando los grandes momentos vividos.

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